Muestra de este cambio que transforma a Trapagaran de forma lenta pero inexorable es que no solo tenemos patos en el río. Sino que este río gusta incluso a una pareja de garzas que se han acomodado a nuestro tranquilo pueblo. En el vídeo la garza emprende el vuelo. Tenemos que cuidarlas y mimarlas para conseguir que seamos dos más en el pueblo. Eso si, procuremos llevar los perros amarrados y nunca azuzarles en su contra. Las tenemos que cuidar y respetar.
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