Así estaban las vías del funi, la carretera cortada por un incidente con un camión de basura y el funi vacío.
Se podía ver que por la noche había nevado mucho, apenas había pisadas, ni gente.
La arboleda estaba silenciosa, solo las marcas de algún neumático indicaba que había vida allí.
Los lagos y la torre aún dormían.
El destino: el centro de interpretación de Peñas Negras, la vista por el camino era alucinante, sin barro, solo hielo y nieve.
Por el camino se podían ver chupones cristalinos.
Unas nubes , al moverse, permitieron que el sol iluminase a Triano, la estampa merecía la pena ser inmortalizada.
El espesor de la nieve mayor que la nevada del año pasado y lo mejor era que la nieve parecía polvo.
Las vistas indicaban que con la poca presencia humana el pasaje merecía la pena.
Las argomas sufrían las inclemencias del frío.
Hasta las ramas más pequeñas aparecían cubiertas de nieve.
La estampa de postal navideña.
Y cómo no, el centro de interpretaciones cubierto de nieve.
Todo salpicado de un manto blanco, los pinos de nuestro lado.
Los pinos cercanos y...
en la lejanía todo indicaba estar igual.
Una gran salida con un marco incomparable.
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