SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO


En un post anterior citaba las maravillas de la fuente de la calle Sebastián Elcano, sin embargo se me olvidó citar que aparte de una tarde estupenda, se puede disfrutar de un principio de noche estupenda. Hasta que el horario de los bares lo permite, cuando hace una temperatura apetecible, puedes pasar horas y horas sentado en las terrazas, hablando, charlando o incluso viendo solo cómo avanza la noche, cómo sale la Luna por San Gabriel, para poco a poco ir cruzando el Valle de lado a lado.
Son noches en las que cuando te acuestas no te sientes cansado, sino que te da pena levantarte de la silla para avanzar hacia el portal, saliendo de este mundo especial, sumergido e interminable, en el que estando inmerso en él, el tiempo fluye pero no pasa, la gente habla pero no grita, todo es cordialidad.
En ocasiones, alguna persona que no controla su potencia de voz y grita, o discute, es prontamente avisado, de que con su actitud, rompe el hechizo y que muy seguramente pueden estar molestado a aquellos vecinos, que cómo ellos, no desean ser molestados.
Con un poco más del fluir de la Luna, las aguas vuelven a su río, y al final, la belleza y la magia del ambiente hacen olvidar la pequeña trifulca, que el tiempo acabará borrando.
Las noches de verano son especiales en este paraje que no parece de este mundo.

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